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6. SÓCRATES

SÓCRATES, UN SOFISTA MUY PARTICULAR 

Sócrates y los sofistas tienen muchas cosas en común. Uno y otros estudian los mismos problemas y viven las mismas preocupaciones sociales y políticas. Sin embargo ni el método ni la doctrina de Sócrates coincidían con los sofistas. Mientras que los sofistas cobraban por sus enseñanzas, Sócrates, desarraigado de su familia, alardeaba de su pobreza, el mejor testimonio de la gratuidad de su “ministerio”. Los sofistas ofrecían sabiduría, él decía buscarla y afirmaba su ignorancia y la necesidad de que cada uno “alumbrara” en sí mismo la verdad o le “logos” de las cosas. Los sofistas fueron derivando en defensores de sus propias razones y el diálogo se convirtió en una disputa en la que lo que importaba era defender las propias opiniones. Sócrates afirma la necesidad de recuperar el diálogo, abandonando la disputa y valorando el pensamiento. Para ello pretende un conocimiento que nos permita decir lo que las cosas son. Mantiene el convencimiento profundo de la existencia de la verdad de valor universal, no sujeta a las variables del individuo o de las cosas. Sócrates no acepta la escisión entre lo individual y lo colectivo, afirmando que el bien del individuo y de su sociedad deben coincidir. Defiende a las leyes como protectoras de los individuos y del Estado gracias al pacto personal que el ciudadano ha establecido con las leyes de su ciudad. Pero frente a la nobleza de raza o de fortuna defiende los valores intelectuales y morales. 

LA ÉTICA, TAREA FUNDAMENTAL 

Sócrates centró su investigación sobre las cuestiones éticas. Descalificando a los filósofos del arjé, afirma que la sabiduría le viene al hombre desde dentro, de su nous, y no desde la naturaleza. Sócrates asume como programa, una máxima del Oráculo de Delfos, escrita en el templo de Apolo: Conócete a ti mismo. La cuestión que más le interesa al hombre es que hacer para ser feliz, la felicidad es la recompensa aquí en el presente a quien fue justo y bueno. La investigación debe partir de las cosas, si queremos saber qué es justicia comenzamos preguntándonos cuáles cosas son para nosotros “justas” y cuáles no. Al igual que los sofistas establece su reflexión desde la cotidianidad. Sin embargo, no se queda en un punto de vista que dependa de la visión de cada uno, sino que propone aplicar la razón al descubrimiento de las cosas. Definir los conceptos morales (justicia, felicidad, virtud) es la condición indispensable para restablecer el diálogo y el acuerdo. La otra necesidad de esto es hacer posible la educación y conducta moral del hombre. Si el hombre conoce la virtud, obrará conforme a ella, si la ignora no lo hará porque “nadie yerra el golpe queriendo”. Para él un error moral es fruto de la ignorancia, quien hace el mal siempre lo hace de modo involuntario. Para Sócrates el oficio del ciudadano es la virtud y por lo tanto tiene que dominarla para practicarla. 

EL MÉTODO SOCRÁTICO 

A Sócrates le gustaba afirmar que había heredado el oficio de su madre, y que lo ejercía ayudando a “dar a luz a los hombres”. La verdad la lleva cada uno en sí mismo y tiene que descubrirla, desde fuera solo cabe que alguien ayude a descubrir esta verdad. Aparece así la mayéutica. La mayéutica consta de dos momentos: negativa y demoledora la primera, constructiva y positiva, la segunda. Para Sócrates es necesario ser consciente de la ignorancia para aceptar la ayuda que se ofrece para aprender. Mediante hábiles preguntas intenta convencerles de que tienen ideas que sometidas a un examen terminan en un callejón sin salida, esta es la llamada “erística”, llevada a cabo mediante una fina ironía. Una vez que el interlocutor reconoce su limitación y acepta la ayuda se procede a un diálogo razonado que desemboca en el descubrimiento de la definición universal y acertada de lo que se busca.

PEP RECONOCIDO  
 

El proyecto "PENSAR EL PENSAMIENTO, UNA NUEVA FORMA DE ENSEÑAR A FILOSOFAR" tiene un reconocimiento en 2009, en el II Concurso de Excelencia Educativa, organizado por la Fundación para la Integración y Desarrollo de América Latina "FIDAL".

 
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INFO  
 

La propuesta PENSAR EL PENSAMIENTO como didáctica para "enseñar a filosofar", pretende generar aprendizajes filosóficos, sociológicos, antropológicos

No es una propuesta pasiva de aprensizaje puesto que "PENSAR ES HACER Y NO HAY HACER SIN PENSAR". De modo que esta página no solo se propone generar la reflexión, sino la praxis. Una praxis fundamentada y realista que nos lleve a transformar cada vez más nuestro mundo.

Ha aquí un excelente instrumento para uso de docentes y estudiantes revolucionarios.

 
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