LA INDIVIDUALIDAD DE LA RAZÓN 

Marx, Nietzsche y Freud han sido considerados como los fundadores de una concepción crítica de la cultura denominada “la escuela de la sospecha”. La universal duda cartesiana había respetado la evidencia del yo pensante que aún en la duda más absoluta se autoafirma. Pero con estos autores, la propia conciencia es sometida a juicio y acusada de esconder y ocultar: es una conciencia “falsa”, declarada “sospechosa. Por un lado, la conciencia enmascara los intereses de clase en Marx, esconde los verdaderos motivos de la conducta moral en Nietzsche y las fuerzas instintivas irracionales en la actividad del psiquismo en Freud. 

AMBIENTE SOCIOCULTURAL 

La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por profundas modificaciones en la estructura de la sociedad. Se desarrolla el capitalismo industrial, se modifican las alianzas políticas entre los países de Europa y se realiza el reparto del mundo siguiendo los presupuestos colonialistas. A partir de las revoluciones de 1848 se difundieron en Europa los ideales democráticos basados en el sufragio universal, la consecución de amplias libertades y la igualdad social. Muchos pueblos deseaban la independencia y otros deseaban unificarse en un Estado común. Este año se reúne en Frankfurt una asamblea para crear un Estado alemán único de corte liberal y constitucional, pero fracasó. Sin embargo Alemania experimenta un gran desarrollo económico que lo lleva a la unificación y a la hegemonía. 

LA NUEVA CULTURA 

Después de Hegel encontramos al marxismo, positivismo, Kierkegaard, Schopenhauer, el evolucionismo de Darwin, el historicismo de Dilthey, el vitalismo. Estos movimientos coinciden en: la crítica a la religión, la aceptación del evolucionismo, interés por el análisis de la interioridad del hombre. Existe un interés por los valores estéticos puesto que la cultura alemana admira el mundo griego antiguo. El antisemitismo de momento tiene que ver más con una postura económica que con el movimiento xenófobo de principios del siglo XX. Algunos pretendían que la minoría mercantil de los judíos se integrara a la nación alemana. 

FRIEDRICH NIETZSCHE 

Friedrich Nietzsche nació en Röcken, cerca de Leipzig en Alemania. Su padre y sus dos abuelos eran pastores protestantes. Cuando tenía cinco años, murió su padre. Estudió teología y filología. Fue catedrático en la Universidad de Brasilea, Suiza, sin embargo tendrá que abandonar la enseñanza por razones de salud. Se enrola voluntariamente como enfermero durante la guerra franco-prusiana. Entre 1878 y 1888 escribirá sus obras más importantes, obras que solo se conocerán hasta casi el momento de su muerte, ocurrida en 1900, después de 10 años de vida prácticamente vegetativa por una parálisis progresiva a raíz de su colapso mental a los 44 años. Entre sus escritos están Humano, demasiado humano, La gaya ciencia, Así hablo Zaratustra, Más allá del bien y del mal, La genealogía de la moral. 

EL PENSAMIENTO DE FRIEDRICH NIETZSCHE 

En la obra de Nietzsche podemos encontrar dos vertientes: una negativa, de crítica de los conceptos y valores que explican el mundo en la cultura occidental y una positiva, de intento de comprensión y explicación de la vida como el trasfondo posible de lo que todo surge. (Vitalismo). 

LO APOLÍNEO Y LO DIONISÍACO 

Para Nietzsche la vida es el fondo originario del que surge lo concreto, individual y cambiante, el arte es el mejor órgano para interpretarla, no la ciencia, no la filosofía, no la intuición. Esta realidad supo ser captada por la tragedia griega. Considera que la cultura griega nace de la lucha de dos fuerzas estéticas que no pueden existir la una sin la otra: lo apolíneo que representa el orden, la luz, la medida, el límite, el principio de individuación, y su contrario, lo dionisíaco que es el símbolo del flujo profundo de la vida misma, que rompe todas las barreras e ignora las limitaciones que pone todo por encima del principio de individuación. Con el racionalismo socrático llega la decadencia de la cultura griega y de la auténtica filosofía y comienza la época de la razón y del hombre teórico. Para Nietzsche la filosofía es “arte”, una sabiduría trágica, una mirada que penetra en la lucha originaria de los principios antagónicos de Dionisio y Apolo. Para él, la vida es enmascarada por la razón pues el conocimiento engaña sobre el valor de la existencia. La verdad es ocultada por el lenguaje pues con las palabras jamás se llega a la verdad. Ésta es un engañoso disfraz de la razón. 

LA CRÍTICA DE LA CULTURA OCCIDENTAL 

El filósofo en cuestión hace una descalificación de la cultura occidental en su conjunto. Ataca la filosofía, la religión y la moral y también el arte, la ciencia, la política, el sistema educativo, el papel de la mujer y las épocas pasadas. Su “filosofía del martillo” pretende golpear y desmontar los conceptos y construcciones culturales a fin de mostrar su vaciedad. 

DECADENCIA Y NIHILISMO 

Plantea el tema de la decadencia de la cultura occidental desde su preocupación por la situación política y cultural de Alemania en ese momento. Una cultura ideal tendría que poner fin a los fenómenos de decadencia: Judaísmo, Cristianismo, ciencia especializada, socialismo, sistemas democráticos… La decadencia de los auténticos valores de la vida, la pérdida del sentido de la existencia es lo que Nietzsche llama Nihilismo, y acusa a la religión, especialmente a la cristiana de ello. Términos como “Dios”, “más allá”, “vida verdadera” “salvación” son sinónimos de “nada”.
 
LA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA 

La critica a la filosofía se inicia con el análisis del papel jugado por Sócrates en la constitución de la filosofía occidental. La ecuación socrática “razón-virtud-felicidad” le parece extravagante pues pare el felicidad es como el instinto en una vida de plenitud ascendente. Nietzsche ataca dos errores graves a la filosofía: 
1. Minusvaloración de lo cambiante, y el rechazo del mundo real espacio-temporal colocando en su lugar un mundo imaginario al que llaman “mundo verdadero”. Para él, solo el devenir es y solo existe el mundo experimentable por los sentidos. 
2. La confusión entre lo último y lo primero, pues la filosofía se guía por conceptos supremos y generales como lo existente, lo verdadero, lo perfecto, que son meras generalizaciones y por lo tanto conceptos vacíos. La filosofía debería partir de intuiciones de lo sensible, real y cambiante. 

LA CRÍTICA DE LA RELIGIÓN 

El presupuesto básico de esta crítica es la defensa del ateísmo. Al morir Dios, se suprime la trascendencia de los valores, pues estos son creaciones humanas. Ataca de modo particularmente radical la religión cristiana. Considera que “el Cristianismo es el enemigo mortal del tipo superior del hombre” que ha seducido a la filosofía europea, que “lleva en sus venas sangre de teólogos”. El Cristianismo consiste para él, en el invento de un trasmundo ideal y una desvalorización del mundo terreno. Es una forma de “platonismo”. Para Nietzsche el verdadero fundador del cristianismo es Pablo que dio un giro a los valores morales predicados por Jesús situando las bienaventuranzas más allá de la muerte e interpretándola como un premio futuro. 

LA CRÍTICA DE LA MORAL 

El método que utiliza es la genealogía, que consiste en explicar el origen psicológico de los conceptos. Su crítica abarca las ideas morales defendidas por la Ilustración y la moral kantiana. La tesis es: detrás de la pretensión de universalidad y de objetividad de los valores morales se esconden sistemas de preferencias de índole afectiva. Desde allí distingue dos tipos básicos de moral: la “moral de señores” y la “moral de esclavos” La primera nace de los estados de alma elevados, es creadora, implanta valores, es activa, es la moral del superhombre, es la moral que ama “la muerte de Dios”. La segunda es una tendencia a nivelar. Su raíz está en el instinto de venganza contra las formas de vida superior, quiere la igualdad de todos los hombres, el amor al prójimo. No crea valores sino que acepta los existentes y por lo tanto es una moral pasiva. 

LA NUEVA CIVILIZACIÓN 

Desarrollada su crítica a la cultura occidental, Nietzsche afirma la necesidad de construir sobre las ruinas, los fundamentos de una nueva civilización. Antes de crear los nuevos valores hay que destruir los existentes. Los siguientes son los temas que plantean la superación del nihilismo. 

LA MUERTE DE DIOS 

La expresión utilizada anteriormente por Eckhart, Lutero, Hegel, hace alusión al creciente abandono de la visión religiosa cristiana del mundo, en la cultura Europea a partir del renacimiento, proceso al que ha llamado “secularización de la cultura”. Supone la sustitución progresiva de la idea de Dios, como sentido del mundo, respaldo de la autoridad, garante del orden moral, etc., por otras como razón, progreso, humanidad. La “muerte de Dios” abre dos posibilidades al ser humano: un empobrecimiento del hombre con un ateísmo superficial y un desenfreno moral, esto sería el “último hombre”. La otra posibilidad es la proyección consciente de nuevos valores creados por el hombre: “el superhombre” 

EL SUPERHOMBRE 

El superhombre es el héroe futuro, el filósofo venidero, el que comprenderás las grandes verdades de la “muerte de Dios” y de la “voluntad de poder”, la esencia de la vida. El mundo tiene que prepararse para su llegada y debe crear formas y valores que lo hagan vivir. Este nuevo tipo de existencia tiene las siguientes características: 
1. Libertad de Espíritu. Es necesario desprenderse de todos los falsos valores. “Sé hombre auténticamente” Hay que distinguirse de los demás, ser la excepción, “el aislado”. 
2. Interioridad inaccesible. Carece de seguridades pues no acepta ninguna ley impuesta, renuncia a cualquier tipo de tranquilidad. Antes bien, va creando más certezas, exponiéndose al riesgo, al fracaso. Debe rechazar todo vínculo. 
3. Filósofo del futuro. El futuro está en manos de él pues es el dominador, legislador, un semidiós. “Dios ha muerto, queremos que viva el superhombre” 
4. Cualidades. Su vida se adornará con la buena salud, fuerza física, ligereza de espíritu, entusiasmo vital, riqueza y energía internas, comprensión y amistad de los iguales. 

LA VOLUNTAD DE PODER 

La voluntad de poder es la lucha de la vida que tiene que superarse a sí misma continuamente. Es la lucha constante y el antagonismo de todo lo existente individual contra todo lo demás. La manera de afirmarse la voluntad de poder es la transmutación de todos los valores. Toda voluntad de poder termina con la inmutabilidad del tiempo ya transcurrido, surge así el “eterno retorno”. 

EL ETERNO RETORNO 

El “eterno retorno” plantea la relación de la “voluntad de poder” con el tiempo presente, pasado y futuro. Cuando se admitía la idea de Dios se consideraba que de él venía el tiempo y a él volvía. Las cosas perecederas eran barridas por el tiempo y solo se escapaba lo espiritual. Nietzsche pretende recobrar la eternidad de este mundo, tratando de negar la condición perecedera de lo real. Lo que realmente es, es el instante que se desvanece, y esto es lo que hay que amar. El eterno retorno es una repetición de “lo mismo”: el ser. Para él lo más importante no es que la repetición se dé en el tiempo, sino que el carácter de repetibilidad es la esencia oculta del curso del tiempo. El tiempo mismo es repetición. El eterno retorno afecta la totalidad de las cosas. El cosmos es finito, el tiempo no lo es, y por lo tanto, siempre el cosmos comenzará de nuevo. Los hombres débiles se desesperarán, los fuertes aceptarán “amando el destino”. 

LA TRANSMUTACIÓN DE LOS VALORES 

A fin de llegar a esta experiencia superior, el hombre dirigirá la evolución del mundo mediante la inversión de los valores. Para Nietzsche la vida es el valor supremo, pero se debe entender la vida de los sanos y fuertes, no de los enfermos y degenerados: la vida es voluntad de poderío. La vida no sabe de compasión, al que tambalea, hay que empujarlo para que caiga. El que no puede vivir sano, tiene el deber de matarse. Nietzsche ataca todo lo que se oponga a esta voluntad de poderío: lo alemán y lo cristiano. “Cuando me imagino una especie de hombres que repugnan a todos mis instintos, me sale un alemán”. El Cristianismo es “la más grande de las corrupciones imaginables”. “El Cristianismo inventó a Dios para aniquilar la vida, el alma para denigrar el cuerpo; el cielo para desvalorizar la tierra.