MARTIN HEIDEGGER 

Heidegger nace en Alemania. Estudia el bachillerato en Friburgo, donde estudiará la Universidad, primero en teología y después en filosofía. Al terminar, iniciará su carrera docente. Trabajó bajo la dirección de Husserl a quien sustituiría después en la cátedra. Recordemos qué le pasó a Husserl.
 Los nazis lo nombraron rector de la Universidad en 1933. En su discurso “La autoafirmación de la universalidad alemana” alabó las proezas del Führer. Se distanció de Husserl por ser judío, se afilió al partido nacional-socialista y colaboró con el régimen. Tras la victoria de los aliados le retiraron la cátedra y le prohibieron educar hasta 1951, aunque se mantendrá alejado de la Universidad. Murió en su ciudad natal en 1976. Su obra capital es “Ser y tiempo”. Heidegger fue un personaje poco dado a la vida pública y entregado por entero a la actividad filosófica como docente y escritor. A pesar de la dificultad que ofrece su pensamiento por su contenido y su lenguaje, ha influido en el Existencialismo, la Hermenéutica y el Ecologismo. 

EL PENSAMIENTO DE MARTIN HEIDEGGER 

ANÁLISIS DE LA CIENCIA COMO SER-AHÍ 

Heidegger pretende elaborar una reflexión sobre el mundo y la cultura occidental en sus múltiples manifestaciones para fundamentar un nuevo Humanismo. Es necesario comenzar por plantearnos la pregunta por el sentido del ser, tarea emprendida en la obra “Ser y Tiempo” en que desarrolla el análisis de la existencia humana. Su análisis no arranca de la concepción del ser estático y objetivista sino del ser dinámico y conductual. Para comprender el sentido del ser no se puede atender primeramente el estudio de sus propiedades sino el análisis del ser humano que es el único capaz de formularse la pregunta por el sentido del ser y de su ser. En el ser humano se da el hecho de la comprensión del ser. En esto consiste su determinación esencial, puesto que su ser consiste en realizarse como ser en medio de los seres, en hacerse su propio ser. La estructura humana no es le pensamiento sino la imprevisión e indeterminación más radical. De ahí que el ser humano se expresa en la existencia, es el ser-ahí (Dasein) cuyo peculiar modo de ser consiste en tener el ser como algo que realizar “la esencia del ser-ahí está en su existencia”. Ateniendo a la cotidianidad, la estructura de su existencia se pone de manifiesto en el ser-en-el-mundo, de ocuparse de las cosas como instrumentos para la realización de sus propias posibilidades. 

EL MUNDO, ESPACIO ABIERTO
 
Las cosas constituyen el entorno o mundo circundante, lo que tratamos en nuestro cotidiano, y es utilizando las cosas como sabemos acerca de ellas: usar es comprender. La forma original del saber es la circunspección, el ver en torno, comprender la circunstancia y adecuarse a ella. El mundo es un existencial y como tal está abierto, no es el conjunto de las cosas-objetos, sino el espacio en el que se dan las cosas.
 
EL MUNDO COMPARTIDO
 
La existencia implica la referencia a un yo, un quien en el mundo. El mundo es por lo tanto un mi mundo compartido, el mundo del ser-ahí es un mundo del ser con otros. El ser de uno está siempre referido a otros seres humanos. Además de preocuparse por las cosas, el ser humano se preocupa de los otros seres humanos, su mundo es un mundo público. Nuestro trato con el mundo se despliega en tres momentos: 
1. Nuestro movernos por el mundo acontece en determinados estados de ánimo, de disposiciones que expresan la condición afectiva del Ser-ahí. El Ser-ahí está arrojado en una situación en la que tiene que realizar su existencia. Se trata de la entrega a la responsabilidad (entiéndase necesidad) con un sabor trágico. 
2. La existencia es un tener que hacerse, un tener que realizar posibilidades. El ser humano es proyecto, comprende su posibilidad de realizarse con el ser que puede ser. 
3. El habla es el fundamento ontológico existencial del lenguaje. El ser humano tiene tendencia a perderse entre las cosas y a interpretarse desde ellas, así experimenta la angustia. Tentado a huir, al angustia entrega al ser humano a su propia responsabilidad, a lo que todavía no es. Solo su fin, la muerte (entendida como posibilidad de no ser ya más, suprime la angustia en este proceso: “ser-en-el-mundo es un estar-a-la-muerte” 

LA EXISTENCIA AUTÉNTICA 

La existencia auténtica tiene que ver con “seguir la voz de la conciencia” entendida como una voz ajena que se descubre como llamada a la existencia en sí misma. La renuncia a la libertad, caer entre las cosas como una cosa más supone una existencia inauténtica de la que debe de escapar. Mediante la existencia auténtica, el ser humano se apropia de sí mismo y se ve como es, ve la temporalidad que lo hace posible.